"Hola amor, cómo estás? Espero que con muchas ganas de leer algo de lo que te escribo hoy y siempre. (...)
Ya es tarde en Santiago y el recuerdo de tí se vuelve cada vez más latente mientras las luces de los focos se prenden dejando en claro que ellas serán las próximas dueñas de la noche. Tu voz parece partícipe de mi voz, mi imagen es tu imagen, reflejamos lo mismo. Apoyado en eso mi seguridad alcanza niveles inesperados, tanto que me lanzo a escribirte, ahora me doy cuenta el porqué me gusta tanto hablarte, y así comienzo a jugar con las palabras, tomando algunas o ignorando a otras, incluso me doy el tiempo de hacer fiesta de palabras, en la cual se celebre de la forma que ellas quieran el amor que te tengo. Algunas en acto de valentía o torpeza se lanzan directas al papel en una especia de sacrificio por la felicidad nuestra. Otras, como las menos usuales, miran desde lejos todo el festín y sólo cuando un grupo que celebra se vuelve interesante, ellas si dignan a participar. (...)
Desde que tú no estás todo en el mundo se me ha vuelto tan tosco, basto, grotesco, rústico, impuro, sólo me queda mi Dios y mi familia para refugiarme y de esa forma escoger las armas con las cuales frente a la sociedad mostrarme y defenderme de la tentación a la cual pueden caer mis instintos.
Me haces mucha falta y tú lo sabes, cierto?, pero sé que nos queda mucho amor, amor mío.
Cuando recuerdo lo lejos que estamos en distancia física, siempre vuelve a mi mente esa teoría de las líneas de la vida que te hablé una vez. Esa donde te decía que las vidas de cada persona son como líneas o telas de araña, que van creciendo mientras vives y conoces a otras personas o aprendes cosas nuevas, estas crecen y crecen y se unen con otras líneas de tí o de otras personas que también están en crecimiento. Y lo que yo te mencionaba, y que era lo que más me impresionaba, era que telas de araña con líneas tan lejanas como tú y yo en un principio, se unieran a pesar de lo distinto que podamos ser. Así y todo formamos un mundo interior dentro del cual, desnudos del cuerpo y en expresión eterna del alma nos pudimos amar, pero amarnos tanto tanto, hasta el punto de que incluso Dios se sorprendiera de todo nuestro gran amor humano. (...)
Sabes amor, me siento tan feliz que se me nota en todo lo que hago, desde la forma en que veo el futuro hasta mi manera de leer y escribrite. Es como un motor que hace de todas las cosas una experiencia positiva. De esta forma es como quiero ver la vida y todas las cosas contigo por el resto del tiempo. Sana y armónica, noble y honrada, es así".