
Tensión sexual... buen término. Nada mejor que una gota de lujuria para que el juego comience.
Lo primero: dejarse llevar. Caricias en todos los sentidos de la forma más sutil para entusiasmar el tacto. Cabeza, espalda, brazos y piernas todo comienza a sensibilizarse para jugar. Segundo paso: palabras al oído. Aquellas infaltables y seductoras palabras, que empiezan con la ternura y terminan en la obscenidad. Tercer recurso: Besos. Contando con una variedad infinita de formas, grados, lugares e intensidad de los mismos. Lo importante es saber estamparlos en la zona adecuada y en el momento preciso. Cuarto: Ritmos. Saber llevar el hilo de la conversación sexual. Sincronizados y concentrados en la cancha de fútbol hasta los 90 minutos, incluído el tiempo agregado. Quinto: En pedir no hay engaño. Hacerle saber al otro lo que le gusta. Así ambos disfrutan de la amabilidad y atención del otro para que el balance sea exitoso. Sexto: Protección. Depende que tan adelantado sea el asunto de la ropa, pero en cualquier caso o momento no olvidar su casco. Sexto: Posiciones. En realidad si todo es en complicidad, las posiciones llegan solas. Usted no debe perder el horizonte de su propósito y practicar lo que más le acomode, o bien, incitar a una nueva experiencia siempre con precaución y consideración al otro. Y en séptimo y último lugar: Resolución. Luego del evento totalmente concluído, nada mejor que descansar en la cama junto a su "propuesta indecente" absolutamente satisfecha.
Que buenos son los amigos.
P.D.: "Si el río suena, es porque piedras trae".