Feb 22, 2019

Diario abandonado...

Telaarañas y polvo en este recóndito reducto de mi mente.
¿Quién pensaría en el 2019?. Al parecer de mucho he tenido que ocuparme, que no me doy el tiempo para registrar en mi mente.
Hace poco compré una agenda de Coelho nuevamente, me gusta retomar viejas y confortantes costumbres, así que aquí vamos con el teclado.
Me he dado cuenta que desde que llegué a Chile no he escrito. Y hay tanto para contar.
Cuando vuelves a una antigua realidad, te das cuenta que no era tan bueno como lo pensabas. Tu país ha cambiado, el tiempo no pasa en vano... la gente está mucho más irrespetuosa y agresiva, los modales brillan por su ausencia. Todo es una vorágine, a diario. Los amigos que te añoraban, quedan en cenizas. Todo se vuelve común. Dejas de ser "la amiga que vive en el extranjero" y por tanto, tu estatus disminuye, no es importante tu amistad.
Los afectos familiares son complejos, ronda la desconfianza, las elecciones son personales, no merezco estar en el pasillo de la guillotina, no lo merecemos. Hay que levantar el puño y enfriar la mente. Concentrar el esfuerzo en independizarnos, dejar atrás el apoyo que siempre se acompaña con una sensación de deuda. El 2015 fue un año negro... Nos mudamos de ciudad, iniciamos trabajos nuevo, Doramas con mucho esfuerzo comenzó de cero en Los Ángeles. Nació Simón, y también murió su padre y amigo Ignacio. Hubo distancia con mi mejor amiga por no estar de acuerdo en algunas cuestiones. Hubo culpa o remordimiento por irme de Concepción, pero siempre tratando de estar presente. El fin de año no fue menos alentador. Tuve que confrontar a mi madre y pedirle que se fuera de la casa, porque la convivencia entre los tres ya no era sostenible. Depresión.
Sin embargo, el 2016 estuvo mejor, nos independizamos, arreglamos la casa a nuestra pinta, seguimos con la Canela protectora, y ambos con buena estabilidad en el trabajo, compramos una camioneta más apta para la microempresa de gasfitería. Sobre ruedas. El 2017, un año con bastantes episodios depresivos complicados de mi madre. pero dentro de todo estable. Viajamos, y conocimos nuevos lugares. Nuevos desafíos en el trabajo, que pude sortear positivamente, nuevos estudios para aportar a estas responsabilidades, el trabajo más directo con el adolescente. El 2018, creo que realmente fue el año de nuestra consolidación como pareja. Compramos una camioneta nueva, que mejoró nuestros ingresos, ya que nos quitamos de encima los gastos que nos producían las reparaciones de la anterior. Nos endeudamos, pero no hay otra forma de generar mejores condiciones para el trabajo de Doramas aquí en Chile. Hubo perdidas, hubo dolor, pero luego vino la linda experiencia de Nuestro Matrimonio, nos dimos el Sí en una hermosa ceremonia íntima, con nuestros seres queridos y cercanos más estimados. AHORA YA SOMOS MARIDO Y MUJER. Es lo que más agradezco al año 2018.
Ahora ya empezando el 2019, conociendo bellos lugares en nuestra Luna de Miel, compartiendo y buscando el equilibrio en nuestro diario vivir.

Hola de nuevo...

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