Noche de diciembre...

Hay veces en que comienzas a pensar en las cosas que dejaste de hacer, por una u otra causa. Piensas en los otros posibles rumbos que pudo haber tomado tu vida. Luego de analizar una y otra vez, llegué a la conclusión que nada perdía en replantear antiguas opciones de vida. Busqué nuevamente a quien ha sido el hombre más asertivo, carismático, comprensivo, inteligente, emocional, caballeroso, tierno, dulce, espontáneo, sincero y fiel a sus sentimientos que he conocido en mi corta vida. Aquel a quien en algún momento, completa y desquiciadamente enamorada prometí amor eterno, familia, matrimonio, hijos y compartir la vida hasta el fin de los tiempos. Mi primer amor.

Todo contigo siempre fue tan real, sin embargo la distancia, injustamente protagonizó nuestro infructuoso amor. Al parecer tarde recapacité el re-volver. La esperanza, impulsivamente me hizo volver a buscarte, y me recibes una vez más con las palabras exactas, comprendiendo y dando respuesta a mi desesperación con la mejor intención. Tanto bien te deseo, como desde aquel primer beso en una hermosa noche de diciembre. Tus lágrimas imperecederas nunca las borré ni las borrará el tiempo, son mías hasta el fin de los tiempos.

Gracias mi niño.