Mar 23, 2010

Lograr la paz armónica... una hipérbole.


Reflexiones varias sobre como será el futuro. Mi cabeza una vez más se vuelca en el raciocinio de los acontecimientos, y en los cambios sociales, o mejor dicho, traumas sociales que conllevó el sismo grado 8,8 en Chile.
Ha sido una vorágine de hechos, actitudes, acciones y descontrol en masa. El caos se implantó en la sociedad, y sólo existió la ley del más fuerte. Me recordó las imágenes del célebre libro de José Saramago "Ensayo sobre la ceguera"... ver la decrepitud humana en todo su clímax. Gente honrada defendiendo sus hogares con palos y haciendo fogatas en los pasajes, los hombres haciendo guardias en las noches por la temida "camioneta blanca" que pasaba para ver quienes estaban desarmados, y donde podían entrar a robar y aniquilar el trabajo de años. No bastó con la destrucción que los azotó por parte de la naturaleza, sino que además comenzaron a dañar a sus propios compatriotas. No existe explicación lógica a esto. Es como si judíos sanos hubiesen llegado a los campos de concentración y se hubiesen empezado a dar banquetes delante de sus compatriotas moribundos.
Aún no me cuadra. Y creo que a muchos que lo vivieron en carne propia, todavía lo encuentran sacado del peor libro del absurdo.
El comportamiento humano, claramente fue de lo más bestial, irresponsable, y anárquico. Es como si el shock del sismo hubiese gatillado lo más importante para ellos. ¿Realmente yo sobrevivo por tener un televisor LCD, o un refrigerador nuevo, o una lavadora último modelo?
¿Qué les hizo pensar que lo material podría mantenerlos a salvo?
Es una hipótesis atrevida, pero la única que se viene a mi cabeza. Y lo que más encaja con esto, es el pobre nivel de conciencia moral que está llevando a nuestra gente a esta ansia de lo superficial, de lo material, de lo banal.
Si se piensa friamente, es quedar vivo para ir a dañar al otro. No es humano.
Me horroriza la idea de que a pesar de la oportunidad que Dios brindó a tanta gente de conservar su vida, hayan reaccionado de tal manera. Es como morder la mano que te da de comer.
Si en estas circunstancias, el mal reinó entre tantas personas, es porque la fe en el bien no está debidamente incorporada. Es que ni siquiera hablo de tener fe en Dios (aunque yo soy católica), sino de tener fe en la bondad del hombre. Al tener fe en mi capacidad de ayudar, de sobreponerme, de valorar la vida, puedo tener paz y obrar por el bien.
Nuestra sociedad está sedienta de modelos de amor. La familia está francamente dañada. No puede ser que un padre lleve a su hijo a saquear. ¿Dónde quedó la vergüenza?.
Quiero pensar que de todo esto surgirá algo bueno, y que después de la tormenta, realmente llegue la calma a los corazones de tanta gente que en esta extrema situación de vida, obró tan mal. Mi juicio parece sentenciador, pero dejo margen a que luego de haber tocado fondo, haya una lección aprendida, y todos quienes se vieron enceguecidos, puedan volver a la luz. Por el bien de sus almas. Y por lo que vendrá.
No creo que esto termine aquí. Pienso que es sólo el comienzo. Quizá en muchas partes del mundo sólo se escuchen lejanas noticias de lo que sucedió en un país llamado Chile, pero nosotros sabemos la magnitud de la situación. Aún sigue temblando, el eje de la Tierra cambió, y aún así en otros lugares las personas siguen matándose, secuestrándose, torturándose, aniquilándose, unos a otros. Toda fuerza sobrenatural será poca para equilibrar el daño que nos hacemos a nosotros mismos y a esta hermosa Tierra que nos ha sido prestada.
Se saldarán las cuentas. Así que a vivir mejor.


1 comment:

carlosmxax said...

esto de la irracionalidad de las personas despues del terremoto, son una de las 7 profecias mayas...

saludos!!

Carlos.

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